Administraciones, eficiencia y unidad de mercado
Las autonomías son parte, y muy importante, de nuestros problemas económicos. Por el déficit y especialmente por su afán de diferenciación unas con respecto a las otras. Los dirigentes autonómicos por una u otra causa se están negando de forma sistemática a realizar el verdadero ajuste en los presupuestos regionales que exige el cumplimiento de los objetivos en materia de déficit pactados con la Unión Europea . A estas alturas algunas de ellas no hacen mas que reclamar nuevas competencias.
Piensan que, en algún momento, a la Administración central no le quedará más remedio que asumir el déficit. Ellos no quieren aceptar que las cosas nunca
volverán a ser como antes, porque ya no podrán contar con los ingentes ingresos
extraordinarios que les aportó la burbuja inmobiliaria y que durante la bonanza utilizaron el dinero para
gastarlo más en proyectos que no se podrán acabar que en cumplir con los servicios esenciales
sin pensar en recortar deuda y bajar los impuestos. Y lo mas importante es que no
podrán seguir mangoneando las cajas de ahorro que están prácticamente ya fuera
de su control.
El problema fundamental es que
ningún dirigente autonómico quiere dar marcha atrás en las políticas de gasto
emprendidas por su respectiva comunidad autónoma, por mucho que no tenga
sentido que, en España, haya diecisiete de todo. Cuando faltan los recursos,
como es el caso en estos momentos, lo lógico es racionalizar el gasto y
prescindir de todo aquello que no sea necesario ni se corresponda con la
prestación de los servicios públicos esenciales a la población, esto es, con
sanidad y educación.
Por ejemplo, en todas las
autonomías ha proliferado un sinfín de universidades públicas, muchas de las
cuales no tienen ni siquiera el número mínimo de alumnos que garanticen su
viabilidad económica. Esas universidades habría que cerrarlas. Sin embargo,
ningún líder autonómico quiere asumir el coste político que implica semejante
medida. Esta misma actitud se repite en otros muchos ámbitos y así no vamos a
ningún sitio. De ahí que, ahora, algunos de ellos se estén planteando la
devolución de algunas competencias al Estado, sobre todo las de sanidad y
educación, que son las que más recursos absorben, pensando en trasladar el
problema del ajuste al Gobierno de la Nación, cuando el ajuste lo tienen que
realizar ellos también en todas las partidas que no tienen que ver con esos dos
servicios públicos esenciales, por ejemplo, cerrando embajadas regionales en el
exterior.
Lo parlamentos regionales durante
varios años deberían dejar de dictar leyes y tomarse unos cuantos años
sabáticos cerrando las camáras y utilizando a sus diputados para que arreglen
lo que con afán de protagonismo y diferenciación han destruido, cono el fin nuevas
inversiones desde el extranjero que ahora son imposibles lleguen nuevamente. Uno
de los temas donde se podría sacar recursos adicionales seria que trabajaran junto
al Gobierno Central para conseguir la unidad de mercado, unificando o derogando
una gran cantidad de leyes dictadas por estos parlamentos sobre el comercio, industria, medio ambiente.
Un informe de CEOE denuncia que
la multitud de leyes y normas creadas por las comunidades autónomas y los
ayuntamientos “desincentiva e inhibe la iniciativa empresarial”. La patronal
denuncia más de 80 casos en los que las distintas regulaciones son
“contradictorias entre sí” e incluso “más exigentes” que la normativa
nacional. Al parecer el Gobierno ultima una ley para acabar con estas
distorsiones.
Uno de los principales efectos
del Estado autonómico en la economía es la proliferación de distintas leyes que
afectan a los más diversos sectores. A la legislación del Gobierno central se
ha añadido en los últimos años una catarata de normas y ordenanzas creadas por
las comunidades y los ayuntamientos. Esta intrincada maraña legislativa
implica, por ejemplo, que una misma empresa deba superar multitud de trámites
muy diferentes entre sí, con el coste que ello conlleva. Según un informe de
CEOE, esta dispersión “desincentiva e inhibe la iniciativa
empresarial” y cuesta 45.000
millones de euros a España.
La patronal ha elaborado un
estudio sobre los problemas de no contar con una unidad de mercado. Para
afianzar su tesis, ha recopilado 84 ejemplos de varios sectores que padecen
esta “obesidad normativa”: alimentación y bebidas, automóvil, construcción,
farmacéutico, telecomunicaciones, juego, transporte, comercio, etcétera.
El documento de CEOE denuncia que
“las distorsiones de la unidad de mercado (...) dificultan de manera
injustificada la actividad económica hasta tal punto que, en muchos casos,
condicionan seriamente su normal ejercicio”. Este perjuicio se atribuye a tres
factores. En primer lugar, la existencia de una “pluralidad de legisladores,
con competencias no siempre claramente definidas, que ha dado lugar a una
hiperinflación normativa (...) a escala autonómica y local que, o bien es
divergente o contradictoria entre sí, o bien es más exigente que la norma
nacional”.
Así las cosas, el Gobierno
central debería coger el toro por los cuernos y empezar a liderar el proceso de
ajuste presupuestario de las autonomías, para lo cual debe hacer dos cosas. En
primer lugar, debe redefinir el modelo de Estado, dejando bien claro qué son
competencias estatales y qué son competencias autonómicas con el fin de evitar
duplicidades y despilfarros. En segundo término, debe preparar planes de
reestructuración a nivel nacional de la sanidad y la educación. Mientras tanto
el Estado debería forzar a las autonomías a ser más ambiciosas en sus planes de
ajuste y si ello no fuera posible, pensar seriamente en la desaparición de las autonomías
dentro del sistema.
Felix Capitaine Sanchez
ResponderEliminarEstá claro que es sistema politico ha vivido por encima de nuestras posibilidades...
Josemaria de Andres
ResponderEliminarEnhorabuena por tus escritos. No me pierdo ni uno. Te copio algunos datos. Siempre estás acertado
Louna Claoudel
ResponderEliminarInteresante amigo, merci
HispanoL
ResponderEliminarEl asunto es más estratégico de lo aparentado.
El verdadero problema es la necesidad de referendo para modificar un estatuto. Eso convierte a los estatutos en cuasi constituciones, lo cual maniata al Gobierno, centrífuga al país hacia las secesiones y además es un sistema inadaptable, rígido.
Sí no fuera así, en estos momentos el Parlamento español, sobre el cual se dice falazmente que recae la soberanía del pueblo español, sólo tendría que aprobar unas cuantas leyes y todos los problemas señalados por el articulista desaparecerían. Pero con esas cuasi constituciones el Parlamento pinta poco, el gobierno menos, los secesionistas pescan en aguas turbulentas mientras nos arruinamos pagando comunidades autónomas insostenibles, miles de políticos y cientos de miles de enchufados políticos todos innecesarios.
Sí alguna vez se hace modificación de la Constitución se deberían eliminar las autonomías, o por lo menos esa necesidad de referendo con lo cual los estatutos serían leyes orgánicas normales, adaptables a las circunstancias.
Crister
ResponderEliminarel rescate de una comunidad autónoma debe llevar aparejada la intervención de la autonomía y por consiguiente la suspensión de su gobierno y parlamento autonómico.
Eladio Fernández
ResponderEliminarA versi va a ser al revés Fernando, que tienen al mayor ejército de la OTAN después de Inglaterra. Y ahora un oleoducto y un gaseoducto uno desde Rusia, en eso el artículo está al revés, y van a ser el canal de paso a Egipto e Israel. Y el otro a Europa. http://sp.rian.ru/economy/20111227/152336772.html
Azerbaiyán y Turquía acuerdan construcción de tubería para transportar gas del Caspio a Europa
sp.rian.ru
Azerbaiyán y Turquía firmaron el pasado lunes un memorando de comprensión mutua para la construcción del gasoducto Trans Anatolia que transportará el gas del Caspio al oeste de Turquía, y de allí, a Europa donde competirá con el hidrocarburo ruso, escribe hoy el diario Moskovskie Novosti (MN).
Alex Borras
ResponderEliminarEste país no puede estar en ja Unión Europea. Que salgan cuanto antes y que se vendan sus islas a millonarios árabes y rusos para sasubsistir. Cuando se conviertan en una sociedad moderna ya volverán. Parece mentira que fueran la cuna de la filosofía.
Eladio Fernández
ResponderEliminarAlex el mes pasado ya han vendido la primera isla a un jeque. Abre la banca, quien da más.